
Mi nombre es Denia Nelson Moncada, soy escritora, pintora y educadora, tengo el privilegio de haber nacido y crecido en el bello municipio de Santa Lucía, y digo “tengo el privilegio” porque fue aquí que aprendí de mis padres y de otras familias que han permanecido en este pueblo por muchísimas generaciones, grandes valores de respeto, solidaridad, responsabilidad, amor al prójimo, y otras enseñanzas básicas para una vida plena. Y de tantas enseñanzas ancestrales y algunas investigaciones históricas y antropológicas que humildemente he ido compilando, les estaré compartiendo algunos escritos en esta página que surge para enriquecer nuestra cultura.
Santa Lucía y sus orígenes
La caravana de caballos y mulas con sus jinetes avanzaba lentamente adentrándose en un camino que parecía conducirles hacia fin del mundo, más allá del antiguo refugio de unos nativos que permanecieron en resistencia durante varios meses, cuyas vestimentas, adornadas con metales preciosos quedaron ensangrentadas y desperdigadas entre las ramas de los arbustos. Los exploradores, cansados por haber enfrentado un centenar de sinsabores durante aquella larga travesía que emprendieron desde la ciudad de Tenochtitlán hasta las profundidades de las Honduras continuaban buscando los lugares más ricos en minerales preciosos, y fue así que llegaron a este lugar, que algunos afirman, se llamaba Surcagua.
Quienes llegaron a Santa Lucía vinieron por diferentes rutas, unos llegaron desde Valladolid de Comayagua y otros que primero estuvieron en Olancho y luego abrieron brechas a través del que hoy es el departamento de El Paraíso, cruzaron hasta llegar al Valle de Yeguare y se dispersaron formando caseríos en las que luego llegaron a ser los poblados de San Antonio de Occidente, San Antonio de Oriente, Flor Azul y las aldeas de San Juan del Rancho, La Montañita, La Pancha, hasta extenderse al poblado de Santa Lucía y posteriormente a otros poblados. Dichos territorios eran parte del que se llamó “Real de Minas de Santa Lucía” como lo menciona la historiadora Leticia de Oyuela en su libro Historia Mínima de Tegucigalpa:
“Joseph Salgado denuncia el registro de una veta de oro en el mineral de Santa Lucía, llamada San Juan el cerro del mismo nombre; Martin Jiménez denuncia y registra un mina que fue del difunto Juan Muñoz, sita en el cerro de San Antonio, junto a la vertiente del rio de Yeguare; Diego de Vargas pide el registro de una mina de oro y plata que se nombrara Nuestra Señora del Rosario y de las Benditas Animas; Martin Rodríguez registra la mina de San Antonio de Yeguare en Real de Minas de Santa Lucía…”p.29
A través de los años se presentaron diferentes caravanas de exploradores desde diferentes lugares de España y Portugal y de otros países, algunos establecieron sus familias en el Real de Minas de Santa Lucía que se extendía hasta el Valle de Yeguare y otros regresaron a sus lugares de origen o emigraron hacia otros lugares de las Américas. Algunas de las familias más antiguas de Santa Lucía son: Luke, Moises, Denche, (ya no hay miembros con estos apellidos en el municipio), Sauceda, Salgado, Colindres, Cerrato, Durón, García, Medina, Núñez, Ochoa, Figueroa, Lagos, Rodríguez, Fiallos, Trejo, Araujo, Soto, Nelson y Andrews, entre otras. Por ejemplo, las familias Cerrato, García, Núñez vinieron desde España a Comayagua y después a Santa Lucia, mientras que las familias Salgado, Trejo, Soto, Henríquez, Durón y Colindres vinieron desde España y de Portugal, primero se establecieron en Olancho, después en diferentes partes de El Paraíso, luego en San Juan del Rancho y posteriormente en el centro de Santa Lucía. Las familias Nelson y Andrews arribaron primero a Estados Unidos, luego a Nicaragua, posteriormente se instalaron en Yuscarán y desde ahí llegaron a Santa Lucía.